Cepo al dólar



Un concepto mal empleado y que lleva a opiniones encontradas con respecto al dólar es el ahorro. El común de las personas considera que comprar dólares con el dinero de sus sueldos que no gastan mensualmente y ponerlo en un frasco es ahorrar. Sobre todo porque ven aumentar ese dinero con el fruto de sus esfuerzos. En economía esto no es ahorrar, sino atesorar. El ahorro está vinculado a la inversión, lo que una persona ahorra y deposita en el sistema bancario es prestado a una firma que lo utiliza en su producción.
Veamos, en cambio, qué sucede con el atesoramiento. Ese dólar guardado en un frasco no está participando del incremento en la producción nacional, es simplemente un dólar en un frasco, por eso se lo considera “fuga de capitales” aunque no haya salido del país. A esto debemos añadir el hecho de que el comportamiento de las personas con respecto a la demanda del dólar se ve afectado por lo que cada persona cree que el promedio de las personas creen. Es decir, hay un sistema de creencias que influye de alguna manera sobre el precio del dólar (sucede lo mismo en el mercado de valores). Si cada persona cree que el promedio de las personas creen que el precio del dólar aumentará en el futuro, lo que sucederá es que cada persona querrá comprar dólares hoy para venderlos mañana y hacerse de esa ganancia. Al ser un pensamiento generalizado (influido por los medios de comunicación y opinólogos de todo tipo) el exceso de demanda de dólares por sobre la oferta hará que el precio del dólar suba hoy. A esto se lo conoce en economía como “profecía autocumplida”.
En el caso extremo en que todos consiguiéramos los dólares que queremos y los utilizáramos para efectuar transacciones, me estoy refiriendo a una economía dolarizada (sin moneda propia), se pierden herramientas fundamentales de política económica como la política monetaria y la cambiaria. Ambas son utilizadas para controlar la inflación y el nivel de competitividad de los productos locales en el mercado internacional.
¿Qué medidas se utilizan en las economías de todo el mundo para controlar el precio del dólar, es decir su cotización? Una medida es el tipo de cambio fijo, que se utilizó en nuestro país durante los años '90 perdiendo competitividad el sector agropecuario con un mayor nivel relativo de exportación en Argentina, debido a que el tipo de cambio que se utilizó estaba apreciado. Es así que nuestros productos agropecuarios resultaron más caros, y por lo tanto menos competitivos que los internacionales, razón por la cual fueron menos demandados. Otra medida, opuesta a la anterior, es la libre flotación del dólar sin intervención del Banco Central. Si esto se hiciera en el contexto que estamos viviendo, el precio del dólar subiría muchísimo y nuestra moneda se depreciaría incrementando la inflación. Veámoslo con un ejemplo. Se libera el mercado del dólar, como son muchos los que no confían en el Peso como moneda de ahorro irían a comprar dólares. Dado que no hay la suficiente cantidad como para todos los que lo demanden el precio sube, actuando como colador. Quienes no puedan pagar el dólar al precio desorbitado alcanzado querrán deshacerse de sus Pesos adquiriendo bienes, los cuales por la misma razón (exceso de demanda) aumentarán sus precios. Lo sintetizo así: los que puedan comprarán dólares, y los que no, latas de tomate. Y tanto los dólares como las latas de tomate aumentarán sus precios día a día, provocando una profunda recesión puesto que no habría salario que alcance.
Una medida intermedia es la flotación con intervención del Banco Central. De acuerdo al objetivo fijado por el BC respecto a la cotización del dólar, éste comprará o venderá dólares utilizando sus Reservas. Cuando haya exceso de oferta de dólares, comprará dicho exceso y cuando haya exceso de demanda venderá lo correspondiente. A su vez esto tiene otras implicancias, no es tan fácil como parece, tiene sus límites. En el caso de un exceso de oferta de dólares por parte de la población que llevaría a una baja en la cotización, el BC compraría la cantidad de reservas correspondientes a ese exceso. Por lo tanto habría una mayor cantidad de moneda nacional en circulación que si no es acompañada por una mayor demanda de esta, se desvalorizará provocando el aumento de precios anteriormente explicado y luego aumentará también el tipo de cambio nominal (la cotización) lo cual es contrario al objetivo buscado.
Otra herramienta es la prohibición de la compra y venta de la moneda extranjera en cuestión. Cuando la flotación administrada por el Banco Central no alcanza para contener la permanente fuga de capitales debido al atesoramiento en moneda extranjera, el Estado ve reducida su capacidad de desarrollar una política monetaria efectiva. Colocando un cepo al dólar, el Estado vuelve a tomar las riendas sobre su política económica, imprescindible para transitar este período de recesión en las economías de otros países.
Con respecto a los motivos por los cuales este gobierno no quiere seguir gastando sus Reservas en intervenciones del BC para controlar el tipo de cambio, están claramente explicados en las palabras de nuestro Ministro de Economía Hernán Lorenzino quien dijo: “Las reservas fueron desde siempre para este Gobierno parte de la política de desendeudamiento. Tanto como seguro frente a la crisis, así como fuente de financiamiento del Gobierno hacia el sector privado. (…) la política de acumulación de reservas es uno de los pilares del modelo. La política cambiaria es parte de esta estrategia. El objetivo es preservar las reservas para los objetivos de la política económica general”.
Es decir que se pretende que los dólares formen parte de un círculo virtuoso, ya sea pagando al menos los servicios de la deuda externa y financiando al sector privado para incrementar la producción interna. Los dólares atesorados en un frasquito, claramente no contribuyen al bienestar general. 
No pretendo defender a muerte este modelo desde ahora y para siempre, me estoy refiriendo al contexto que se está viviendo, de crisis internacionales que de algún modo nos afectan y de desvalorización de nuestra moneda que conllevaría a la recesión, a la caída del producto interno, es decir el ingreso originado en Argentina. No son medidas que se espera duren eternamente, sino hasta que pase la tormenta. El gobierno que tenemos y que elegimos en democracia (lo hayamos votado o no, y la mayoría lo hizo) tiene esta visión macroeconómica y de acuerdo a ella tiene claros objetivos de política económica, estemos de acuerdo o no. De nada sirve tirar abajo el modelo criticándolo sin proponer medidas que esté demostrado que funcionen. La economía no es una ciencia exacta, no se puede experimentar con la sociedad. Si se toma una medida tiene que estar debidamente justificada en el bienestar general.

Una imagen vale más que mil palabras...

Deuda externa pública. Causas y consecuencias


I. Introducción
El problema de la deuda externa afecta seriamente a la economía de nuestro país, puesto que implica una reducción del presupuesto estatal para la atención de los pagos correspondientes a cada vencimiento, en detrimento de otras partidas fundamentales, como lo son la educación y la salud.
Surge así, un serio cuestionamiento sobre si debemos (o no) pagarla. Ciertamente, cuando se presta dinero, se lo hace bajo la expectativa de ser devuelto en un cierto plazo. Ahora bien, si ese préstamo se realizó en forma fraudulenta o mediante el establecimiento de intereses onerosos, u otras cuestiones, el mismo se torna una deuda ilegal.
Nuestra deuda, tiene una parte legal y otra ilegal, que debe ser tratada en los debidos fueros. Alejandro Olmos -uno de los más importantes estudiosos de la problemática de la deuda externa- denunció la ilegalidad de la misma ante el Poder Judicial. Este proceso tuvo sentencia firme en julio de 2000, cuando el juez federal Jorge Luis Ballesteros declaró que el endeudamiento provocado por los gobiernos anteriores fue ilegal, inmoral, ilegítimo y fraudulento.
Más allá de estas razones, la deuda tiene su vencimientos, y para evitar desastres económicos por una brusca interrupción de los flujos de créditos por parte de los bancos internacionales, los sucesivos gobiernos han buscado la forma de pagarla, o llevar a cabo  renegociaciones o canjes (Foxley, 1987: 226). Mientras tanto, aunque no ingresaran más capitales, los intereses continuan incrementando el valor de la misma.

II. Evolución histórica de la deuda
En 1824, Argentina obtuvo un préstamo de la casa Baring Brothers, de Londres, destinado a gastos en infraestructura. El monto fue por 1 millón de libras esterlinas. Los títulos fueron colocados al 70% de dicho monto, al cual se le restó el 12% en concepto de intereses adelantados y 1% de amortización adelantada más los gastos y comisiones por gestores. En total, el saldo que recibimos fue de 552.700 libras esterlinas, prácticamente la mitad de lo solicitado y monto endeudado. A partir de allí, la deuda siguió creciendo debido a los intereses. Cuando en 1904 fue abonada en su totalidad, la suma devuelta resultó ser 8,64 veces el saldo recibido. Este fue el comienzo de una larga problemática.
Me ocuparé en el presente trabajo, del análisis de la última parte de la historia de nuestra deuda externa pública. Para lo cual, la dividiré en 4 etapas: desde 1975 hasta 1983; desde 1983 hasta 1991; desde 1991 hasta 2001; y desde 2002 hasta la actualidad.

1975-1983. Con el modelo económico centrado en el sistema financiero abierto, implementado por los gobiernos de facto y su combinación con la lluvia de petrodólares, la deuda externa que en 1975 era de 8.085 millones de dólares, pasó a ser de 45.069 millones en 1983.
En 1979 debido a una nueva crisis internacional, la Reserva Federal de los Estados Unidos decide subir la tasa de interés hasta alcanzar el 20% anual. “Esto explica el ritmo de crecimiento de la deuda total a un ritmo cercano al 20% anual sólo por capitalización de intereses y aun cuando los bancos no otorgaron nuevos préstamos para otros fines” (Schvarzer, 2002: 15).
Al finalizar la dictadura, encontramos otra de las causas del engrosamiento de la deuda, dado que por insistencia de los acreedores externos, se produjo la estatización de la deuda privada, llevada a cabo con políticas como los seguros de cambio.

1983-1991. Durante este período, la deuda externa creció debido a los altos intereses cobrados por sus servicios. Además, en el año 1983 la inflación ya era del 430%. Dado el padecimiento de nuestra sociedad, el presidente Alfonsín pidió ante la ONU, junto a otros países latinoamericanos, una reconsideración de la deuda. “El esfuerzo de ajuste se percibe como inútil, desde este punto de vista. Ello genera una 'fatiga de ajuste'” dice Alejandro FOXLEY, refiriéndose a los ajustes solicitados por el FMI cuya escaza utilidad, la historia se encargó de demostrar. Cada año el gobierno debía abonar un 8% de su PBI en concepto de intereses. No sólo Argentina se encontraba en esta calamitosa situación. De hecho otros países como Uruguay y Brasil tomaron posiciones extraordinariamente cautas en sus enfoques respecto a la deuda y finalmente siguieron a regañadientes las conductas exigidas por el FMI y los bancos (Foxley, 1987: 226).
Para lograr una renovación de los créditos externos, los acreedores presionaron al gobierno a negociar con el FMI. A partir de 1984, comenzó la economía de guerra bajo la cual siguió incrementándose la inflación mientras el producto permaneció en declive. La caída del PBI se debe precisamente a las políticas de enfriamiento de la economía. Al reducirse las importaciones en un 40% en sólo dos años (1982-1983), se reducen también los insumos necesarios para la producción nacional, disminuyendo así la oferta de bienes.
Esto ocurre cada vez que se implementa la doble condicionalidad a la que se refiere FOXLEY. Por un lado está la impuesta por los bancos internacionales al establecer el monto máximo de créditos que concederán. Y por el otro está la que impone el FMI al especificar  cómo deberá ajustarse un país a la restricción de recursos externos. La receta del FMI consistió siempre en lo mismo: reduccción de importaciones contrayendo el gasto en la economía y desviando recursos hacia la producción de bienes exportables o sustituidores de importaciones, devaluando la moneda nacional y garantizando la movilidad de capitales (Foxley, 1987: 230, 231).
En 1988, la insostenible situación llevó a la declaración  de una moratoria de hecho, en los pagos de intereses.

1991-2001. Durante este período se llevaron a cabo las políticas económicas basadas en el Consenso de Washington. Los principales puntos fueron: la privatización de empresas públicas, apertura comercial y financiera, achicamiento del Estado con disminución del gasto público y flexibilización laboral. Uno de los resultados de estas medidas fue la disminución, a lo largo de esta etapa, del PBI por habitante de Argentina en -21,2%.
Nuevamente, las tasas de interés en nuestro país eran más altas que las de EEUU, por lo que funcionó como un imán para el ingreso de capitales. Además, a fines de 1992, se firmó el convenio Brady, por el cual se reestructuraron 23.000 millones de dólares del principal y 8.600 millones de dólares de intereses atrasados. Esta reestructuración permitió cambiar las acreencias con los bancos, por títulos de deuda con acreedores privados.
Debido al régimen de Convertibilidad, eran necesarios superávits en la cuenta comercial para la obtención de divisas, como así también, superávits fiscal para la compra de las mismas, puesto que la Ley establecía que la emisión monetaria estaría sujeta a un porcentaje de las reservas internacionales como respaldo. La apertura comercial revirtió el saldo positivo, logrado bajo la presidencia de Alfonsín, de la balanza comercial. Y para empeorar las cosas, el saldo del sector público resultó deficitario en parte debido a la fuga de fondos hacia las AFJP. En este contexto, sólo el ingreso permanente de capital proveniente del exterior podía financiar ambos déficits. Con lo cual, continuaron recurriendo al endeudamiento externo. La crisis financiera de 1994 en México hizo eco en nuestro país en 1995 con una corrida bancaria, que fue salvada vía crédito internacional. El flexible mercado laboral arrojaba por ese entonces un desempleo del 18%.
A fines de 2000, llegaron a la Argentina un paquete de créditos llamado Blindaje, bajo la tradicional condición de una política recesiva que revirtiera los déficits. Por el lado interno se recortó el presupuesto público, y por el externo se implementó una política de enfriamiento de la economía. Para esto, fue necesario disminuir el déficit de la balanza comercial desestimulando la demanda de productos importados mediante rebajas salariales, puesto que las exportaciones no lograban incrementarse. La situación se hizo insostenible hacia fines de 2001, debido al pago de los intereses, la fuga de capitales y la caída de reservas. Por este motivo, se entra en default con los acreedores privados externos.

2002-actualidad. En diciembre de 2001 se puso en práctica el corralito, más tarde vino el default y luego la devaluación. Estas medidas fueron pésimamente administradas, puesto que beneficiaron al sistema financiero y perjudicaron a los pequeños ahorristas mediante una injusta pesificación de los ahorros atrapados en el corralito.
El gobierno solicitó ayuda al FMI, la cual no llegó hasta enero de 2003 en que se logró un acuerdo que evitó la suspensión de pagos con los organismos multilaterales, a la vez que agudizó la recesión.
En 2005 se realiza una nueva reestructuración de la deuda que implicó una disminución en más de 50.000 millones de dólares sobre el capital. La deuda externa pública que en diciembre de 2001 era de 87.911 millones de dólares, pasó a ser 115.884 millones de dólares tres años después, para luego reducirse con la reestructuración a aproximadamente 65.000 millones de dólares en marzo de 2005.
Por otra parte, en diciembre de ese mismo año, el presidente Kirchner realizó el pago total de la deuda con el FMI que ascendía a 9.810 millones de dólares, la cual fue abonada mediante el uso de las Reservas Internacionales. Este acontecimiento marca un cambio de rumbo, puesto que se logra la independencia de la tutela del FMI, que sólo interviene cuando un país solicita un préstamo y ellos lo otorgan.
 "Sin embargo les digimos que se esforzaran!"

El año pasado se realizó un nuevo Megacanje en el cual se canjearon 12.600 millones de dólares por nuevos bonos, y de este modo redujeron las demandas judiciales de los denominados “fondos buitre”.
A pesar de esto, “las demandas de los inversores que rechazaron las reestructuraciones (…) siguen complicando el retorno de Argentina a los mercados globales de crédito, de los que permanece virtualmente alejada desde hace nueve años” (Tucumán Noticias, 12/1/2011).
Según informe de la Dirección Nacional de Cuentas Internacionales del INDEC, la deuda externa pública a septiembre de 2010 alcanzó los 68.850 millones de dólares.

III. La historia sin fin
La presencia de la deuda introduce, varios factores de incertidumbre, en especial cuando las condiciones del servicio y del nuevo financiamiento dependen de circunstancias volátiles y de frecuentes renegociaciones: la economía enfrenta una restricción de liquidez difícil de prever (lo cual afecta el pronóstico de los precios relativos y de la rentabilidad de distintas actividades) y la atención de los pagos implica cuantiosas transferencias de recursos entre sectores internos, que generalmente no están definidas “de una vez y para siempre”. Esta inestabilidad probablemente influye para reducir la demanda de activos en el país (Heymann, 1987: 89- 90).
Como mencioné en la introducción, existen diferentes posturas con respecto a las políticas a seguir en torno a esta cuestión.
Una de ellas es la propuesta por Claudio Katz, profesor de Economía en la Carrera de Sociología, que establece que las soluciones típicas propuestas por los organismos multilaterales no permiten una solución en el corto, mediano ni largo plazo, dada la magnitud de la misma. Y por este motivo propone no negociar más a través del FMI por ser un canal de ajustes; o bien, la cesación de pagos para iniciar un proceso de recuperación económica. 
Por su parte, Marta Tenewicki, profesora de Economía de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, insiste en que “la ecuación es sin duda primero crecer y después pagar, pero por lo pronto tiene que haber una moratoria que permita alcanzar un crecimiento sostenido” (Livszyc, 2003). 
Asimismo, existe una iniciativa impulsada por la UNESCO para el canje de deuda por educación. “En este tipo de canjes se cancela deuda externa a cambio de que el deudor invierta lo que hubiera pagado, en algún sector vinculado al desarrollo, por ejemplo salud, infancia, educación o medio ambiente. Es importante aclarar que este tipo de operaciones no resuelven el problema de la deuda externa en su totalidad, ya que lamentablemente, no pueden ser aplicados al monto total de la deuda, sino a una porción de la misma, en acuerdo con el país acreedor” (Canje: Deuda por Educación, 2009: 9). 
Como vemos, son variadas las propuestas para salir adelante a pesar del endeudamiento externo. Lo que queda claro, es que es una decisión política más que económica, la forma de pagarla (o no).

Referencias bibliográficas

- Foxley, Alejandro (1987), "El problema de la deuda externa desde una perspectiva latinoamericana", revista Desarrollo Económico, v. 27, N° 108.
- Heymann, Daniel (1987), comentario al artículo “La situación económica mundial y sus efectos en los países deudores”, Rudiger Dornbusch, en Deuda externa, ahorro y crecimiento en América Latina, edición preparada por Martirena-Mantel, Ana María, Ed. Tesis, Buenos Aires.
- Livszyc, Pablo (2003), "La violenta deuda externa", en Herencia económica, revista Ciencias Sociales, N° 53, Universidad de Buenos Aires.
- Schvarzer, Jorge (2002), Convertibilidad y deuda externa, Eudeba, Buenos Aires.
- Canje: Deuda por Educación (2009), Equipo de Trabajo del Museo de la Deuda Externa, adaptado por Guillermo Ortiz, dirigido por Federico Saravia, ilustrado por Guillermo Ortiz y Mariano Kramanski, 1ra ed, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires.
- D.E.U.D.A. 1 (2010), Deuda Externa Un Dibujo Argentino, Federico Saravia, adaptado por Guillermo Ortiz, ilustrado por Mariano Kramanski, 2da ed, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires.
- D.E.U.D.A. 2 (2010), Los imperios contraatacan, Federico Saravia, adaptado por Guillermo Ortiz, ilustrado por Mariano Kramanski, 2da ed, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires. 
- "El estado de la deuda externa argentina", publicado por Tucumán Noticias, agencia de noticias, 12 de enero de 2011, texto completo disponible en http://www.tucumanoticias.com.ar/noticia.asp?id=55527

Feliz día Pi!!!

Muy feliz día Pi a todos los amantes de la matemática!!!

Por ser mes 3 día 14, se celebra hoy, uno de los números más importantes de la matemática. La idea es promover este tipo de conocimiento, así que feliz día para quienes lo usamos a diario.

La generación de desempleo en el sector agropecuario (1996 hasta la actualidad)

El fenómeno del desempleo afecta a toda la Argentina en general, pero me enfocaré en el sector agropecuario y en particular en la actividad sojera.

A partir de 1996, mediante la Resolución 167 se autoriza la producción y comercialización de la semilla, productos y subproductos derivados, provenientes de la soja tolerante al herbicida glifosato.

Para la producción de dicha soja RR (Roundup Ready -Resistente al Glifosato-) se utiliza el llamado “paquete sojero” que consta de la semilla de soja, glifosato, avioneta para la fumigación del mencionado herbicida y una máquina para la siembra directa. Es decir, que con uno o dos peones rurales se puede sembrar y cosechar una gran cantidad de soja, situación que la torna por demás rentable.

Más allá del impacto ambiental que provoca (discusión que excede al presente trabajo), produce un aumento constante de desempleo, pobreza e indigencia.

A su vez, esto genera un importante desequilibrio en la estructura social y económica de nuestro país. “Si bien es cierto que desde el punto de vista macroeconómico el país ha alcanzado las metas impuestas, desde la óptica del desarrollo, Argentina no ha crecido (0% el año 2000), mientras que los impactos socioambientales no se han hecho esperar: la desaparición de la pequeña y mediana empresa (industriales y agropecuarios), un aumento creciente del desempleo urbano y rural (7,1% en 1989, 15,4% en 2000), fuertes migraciones internas y externas, pauperización de los ingresos y flexibilización laboral, que junto con una débil o inaplicable legislación ambiental impactan y degradan por igual, recursos naturales y humanos”[1].

Si hubo un tiempo en que la Argentina era conocida como “el granero del mundo” y en el que la desocupación no era un problema para el país, ¿cómo llegamos a esta situación? Existen muchas respuestas que complementadas explican el origen de dicha problemática.

En su libro sobre el transformismo argentino, BASUALDO realiza una analogía con el transformismo italiano explicado por Antonio Gramsci. Este consiste en la exclusión, por parte de los sectores dominantes, de todo tipo de compromiso con los sectores subalternos, dominándolos mediante la cooptación de los líderes de estos últimos. A su vez, estos sectores dominantes no persiguen sus propios ideales, sino, los de los países centrales. Por esto, BASUALDO afirma que “quizás por eso se trata de un proceso de dominación muy vacío de contenidos propios, específicamente nacionales”.

Los terratenientes argentinos actuaron siempre de acuerdo a los intereses del exterior (primero europeos, luego norteamericanos, para más tarde incorporar los de otros países como China) y de este modo, asegurar su posición en el mercado externo.

Estos intereses, son los intereses del mundo capitalista, el cual posee un régimen de acumulación mediante la valorización financiera. “En la actualidad el flujo diario del sistema financiero internacional se calcula que es unas 500 veces superior al del comercio mundial de mercaderías. Al finalizar la Segundo Guerra Mundial esa relación se estimaba que era de 5 a 1”[2]. BOYER[3] explica que muchas economías comienzan con la apertura comercial para luego hacer lo propio con la financiera. Pero en el caso de nuestro país no se siguió este orden. El problema radica en que la división internacional del trabajo, mediante la cual nos insertamos en el comercio exterior, progresa lentamente. Mientras que en el mercado financiero con sólo una información favorable o no, los flujos de capitales se dirigirán hacia el mercado que les resulte más redituable. Tengamos en cuenta que el plazo de las colocaciones en plaza son de alrededor de 5 días.

Sin duda, el nuevo patrón de acumulación trajo aparejado un claro predominio del capital sobre el trabajo, que se expresa en una manifiesta regresividad de la distribución del ingreso y en un nivel de exclusión social que ponen de manifiesto retrocesos que no tienen antecedentes históricos en la Argentina. Estas tendencias fueron el resultado de la convergencia de un salto cualitativo en el nivel de explotación de los trabajadores, con una severa y sostenida expulsión de mano de obra que, al afectar a millones de asalariados, dio como resultado una inédita tasa de desocupación y subocupación[4].

Es decir, las abultadas ganancias provenientes del comercio sojero pasan a formar parte en su mayoría, de la fuga de capitales, ya que sólo una pequeña parte es necesaria para continuar con el negocio.

Luego del voto no positivo hacia la Resolución n° 125, se perdió una herramienta primordial para el control de los precios internos. El contexto de elevados precios internacionales combinados con la devaluación, provoca una traslación al resto de los alimentos del mercado interno afectando seriamente nuestro nivel de consumo[5]. Además, se perdió una gran posibilidad de efectuar una redistribución desde los sectores rurales con mayor poder económico hacia los sectores más necesitados.

La ayuda económica que los desempleados rurales obtienen es de unos $150 mensuales con algún plus por cantidad de hijos. Este monto no alcanza para alejarse de la línea de pobreza. Ese desempleo que genera este modo de producción capitalista en el campo, provoca migraciones internas hacia los centros urbanos más poblados, con la esperanza de obtener empleo y poder subsistir.

Manipulación del imaginario colectivo. Esta es llevada a cabo por los países denominados “centro” si es que seguimos la clasificación un tanto limitada de “centro-periferia”. Atilio BORÓN[6] expresa: “nótese que Estados Unidos genera casi el 80% de todas las imágenes audiovisuales que se ven en el planeta. Las últimas encuestas internacionales demuestran que la ‘M’ de McDonalds es el símbolo que goza del mayor reconocimiento a nivel mundial, desplazando hace ya algunos años a la cruz cristiana que durante siglos ocupó ese lugar”.

Esta manipulación también es palpable en medios de comunicación argentinos como por ejemplo Clarín. Basta observar la nota publicada en Clarín el día 01/04/2006 cuya autoría es de nada más ni nada menos que el presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (ACSOJA), Rodolfo Luis Rossi. El título de la misma es “Diez años de soja transgénica” y su copete manifestaba lo siguiente: “Según el autor, la soja con tolerancia a glifosato, fue un caso líder positivo en sus aspectos regulatorios por no ser una especie originaria de América, y no tener malezas asociadas genéticamente. Para la Argentina, además fue un caso de alto impacto en los niveles de producción, por la ‘simbiosis’ encontrada con la siembra directa”. Este tipo de manipulaciones ponen de manifiesto la tendencia hacia una Sociedad de Mercado, ya que dicho Grupo conoce el desempleo y la pobreza que provoca la producción de soja RR, y aún así, prefiere festejar su décimo aniversario.

 

Otro ejemplo sobre la manipulación que realiza este medio es el semáforo semanal, que sobre tres noticias elegidas y muy brevemente redactadas, coloca el respectivo color del semáforo, que predispone al lector de cierta manera antes de comenzar la lectura. Tal es el caso del siguiente ejemplo: una semana el Presidente Zapatero tuvo luz verde por llegar a un acuerdo con los sindicatos, pero en otra semana la luz cambió a amarilla, al conocerse el índice de desempleo, colocando además una foto que lo ridiculiza.

Argentina, ¿eternamente “subdesarrollada”? Una de las imágenes o ideologías que EEUU pretende mostrar es la del carácter transitivo del desarrollo de un país. Propone que el subdesarrollo es un estadio anterior al desarrollo. “Según esta concepción, todos los capitalismos convergen con mayor o menor velocidad, siguiendo un modelo único de desarrollo que varias décadas después adoptó el nombre de ‘consenso de Washington’”[7]. Pero entonces, ¿cómo se explica que Argentina –país que en los ‘60 fue considerada subdesarrollada y con un gran futuro por delante– al cabo de 50 años siga siendo un país con un gran futuro? (BORÓN, 2008). Por esto, ROIG prefiere hablar de modo de desarrollo haciendo alusión al proceso de transformación de las instituciones que surgen de la dinámica de los conflictos estructurales. Entonces los modos de desarrollo de cada país serán diferentes entre sí, ya que cada uno surgirá de sus propios conflictos nacionales. Así, pierde sentido, hablar de países desarrollados y subdesarrollados.

Conclusiones

Como mencioné anteriormente, muchos de los desempleados del campo, se dirigen hacia los principales centros urbanos esperanzados por hallar una fuente de trabajo, pero al llegar, se encuentran con las precarias condiciones en las que pueden vivir al no tener acceso a una vivienda digna. Pasan a engrosar así, las villas miserias. El artículo intitulado “Un Estado ausente en tiempos de epidemia”[8] redacta un hecho histórico en particular, el de la fiebre amarilla. Pero lamentablemente, sigue siendo actual la problemática del acceso a los servicios de agua potable y cloacas en ciertos barrios de Buenos Aires. El artículo describe también la xenofobia hacia los inmigrantes europeos, la cual, hoy en día es hacia los provenientes de países limítrofes. Lo propio pasa con los argentinos en España. Otro artículo de la misma revista lleva como título “Un lazo a prueba de aduanas”[9]. Fue redactado por un médico español quien realiza una reflexión sobre el nivel de xenofobia hacia los latinoamericanos en España. Es decir, ambos artículos reflexionan sobre la misma problemática en dos países de distinto continente, ¿casualidad? Mi respuesta es negativa.

Quizá, si se dejaran de lado las dicotomías “centro-periferia”, “desarrollo-subdesarrollo”, “capitalismo-comunismo”, “blanco-negro”, etc. y se empezara a pensar en conjunto, la situación podría cambiar. Es importante recuperar el espíritu como nación, institucionalizando nuestros conflictos –como bien dice ROIG–, reconociendo su inmanencia, con el objetivo claro de la redistribución de la riqueza.



[1] PENGUE, Walter, “Impactos de la expansión de soja en Argentina. Globalización, desarrollo agropecuario e ingeniería genética: Un modelo para armar”. Revista Biodiversidad n° 29, julio de 2001.
[2] BORÓN, Atilio, “Teoría(s) de la dependencia”, Revista Realidad Económica n° 238, 16 de agosto de 2008.
[3] BOYER, Robert, “La crisis argentina: un análisis desde la teoría de la regulación”, Revista Realidad Económica n° 192, 22 de agosto de 2006
[4] BASUALDO, Eduardo M., Modelo de acumulación y sistema político en la Argentina. Notas sobre el transformismo argentino durante la valorización financiera (1976-2001), Universidad Nacional de Quilmes Ediciones, 2001.
[5] KICILLOF, Axel, disponible en
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/43-4850-2010-12-19.html
[6] BORÓN, Atilio, op. cit.
[7] ROIG, Alexandre, “El desarrollo como conflicto institucionalizado”, Revista Realidad Económica n° 237, 19 de septiembre de 2008.
[8] PIGNA, Felipe, “Un Estado ausente en tiempos de epidemia”, Revista Viva, 31 de enero de 2011.
[9] SÁNCHEZ, Roberto, “Un lazo a prueba de aduanas”, Revista Viva, 31 de enero de 2011.

Historia de las matemáticas



Plan de 1950
Un campesino vende una bolsa de patatas por 1000 pesetas. El costo es 4/5 del precio de venta. ¿Cuál ha sido su beneficio ?

Plan del 60
Un campesino vende una bolsa de patatas por 1000 pesetas. El costo es 4/5 del precio de venta, es decir, 800 pesetas. Cual ha sido su beneficio?

Enseñanza Moderna 1970
Un campesino intercambia un conjunto P de patatas por un conjunto D de dinero. La cardinalidad del conjunto D es 1000, y cada elemento de D vale una unidad de pesetas. Dibuja 1000 puntos gordos representando los elementos de D. El conjunto C de los costes de producción esta formado por 200 puntos gordos menos que D. Representa C como un subconjunto de D y da la respuesta correcta a la pregunta: cual es la cardinalidad del conjunto de beneficios ? (Haz todos los dibujos en rojo.)

Enseñanza renovada 1980
Un campesino vende una bolsa de patatas por 1000 pesetas. Sus costos de producción son 800 pesetas y su beneficio son 200 pesetas. Subraya la palabra "patatas" y discútelo con tus compañeros.

Logse 1990
Un zerdo capitalista injustamente consige 200 pseta po una volsa de pattas Hannalica ete tecsto en fusca d'errrore contenido, grasmatika i puntuazion, y aluejo ekspresa tu punto de fista sobreste metod d'aserse
rico.

Año 2005
 Un productor del espacio agrícola en red de arrea global peticiona un data-bank conversacional que le displaya el day-rate de la patata. Después se baja un software computacional fiable y determina el cash-flow sobre pantalla de mapa de bits (bajo DOS, floppy y disco duro de 40 MB). Dibuja con el ratón el contorno integrado 3D del saco de patatas. Después haz un log-in a la Red por 36.15 código BP (Blue Potatoe) y sigues las indicaciones del menú.

Enseñanza futura, 2000
 ¿Qué es un campesino?

FELICES FIESTAS!!!

Feliz Navidad y un bueno comienzo del año 2011 es mi deseo para todos los estudiantes universitarios de la FCE.

Qué año el 2010!!! Aprobé 8 materias, comencé inglés y ya me falta menos de la mitad para terminar la facu.

Tengo 18 materias aprobadas y faltan 15! Qué emoción! Dios quiera que me reciba en 2012.

A seguir estudiando!